Eucaristía, día del Corazón de María

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El día del Corazón de María, es una fecha que nos recuerda una de las bases de nuestra espiritualidad como familia claretiana, pues en ella, destacamos las virtudes de nuestra Madre María, reflejadas en su corazón. Es por esto que el reciente jueves 15 de junio, los estudiantes de la Sede Campus Claret pertenecientes a los niveles de séptimo, octavo y cuarto año medio, concurrieron juntos a una eucaristía. Congregados en el gimnasio Padre Mariano Avellana, los estudiantes tuvieron la oportunidad de reflexionar en torno al mensaje de la homilía entregado por el padre Gustavo Verdugo,  centrado en  los valores del amor por la vida, la fortaleza y valentía, que las acciones realizadas por María nos dejan como enseñanza. La jornada finalizó instando a los jóvenes a tomar este ejemplo y enfrentar el cotidiano con una actitud positiva y sin miedo a las dificultades que se presentan, con la fe que nos reconforta siempre, se pidió también por la tranquilidad y consuelo de las distintas familias que han pasado por momentos difíciles en estas semanas; siendo esta una oportunidad más que viene a reforzar el carisma claretiano de nuestra comunidad educativa. Por otra parte, en la parroquia Corazón de María de nuestra ciudad, los niveles de quinto y sexto básico, tuvieron la posibilidad de compartir una eucaristía, presidida también por el rector de nuestro colegio, Padre Gustavo Verdugo Lazo, cmf, quien en su homilía, invitaba a los estudiantes a entender, tal como lo hizo Jesús, que dependemos de nuestros padres, que desde su amor, quieren siempre  lo mejor para cada uno de sus hijos y a confiar plenamente en la protección del Corazón de María, Madre cariñosa y atenta a todo lo que se va presentando en la vida de su hijo, pues aunque  a veces no comprendía lo que pasaba, Ella guardaba todo en su corazón. En ambas instancias, las celebraciones fueron animadas por los coros de estudiantes, de enseñanza media y enseñanza básica respectivamente, a cargo de la profesora Fabiola Martínez. Encomendemos nuestra vida, a la protección y compañía del Inmaculado Corazón de María, para que sin soltarnos de su mano, nos lleve siempre hacia su hijo Jesús.