«Saludo fiesta del Inmaculado Corazón de María»

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“Mientras tanto, María conservaba estas cosas
y las meditaba en su corazón.” (Lucas 2, 19)

Mañana, sábado 12 de junio de 2021, celebramos la Solemnidad del Inmaculado Corazón de María, que para nuestra comunidad claretiana es un día de fiesta, porque celebramos en este día toda la persona de María -sintetizada y representada en la figura de su Corazón Inmaculado-. Ella es Madre de Jesús y Madre nuestra, también Madre de San Antonio María Claret que la eligió como titular de la Congregación de misioneros que fundó, ya que ella, en su experiencia espiritual era su madre, madrina, maestra, directora y su todo después de Jesús .

Celebraremos este día -por segundo año consecutivo- en pandemia: en contexto de incertidumbre, en contexto de distanciamiento físico, en contexto de cuidado de la vida. Tiempo que sin lugar a dudas nos ha invitado a reinventar nuestra creatividad, renovar nuestra disponibilidad y conectar profundamente con nuestra verdadera vocación de servicio: la educación de las generaciones jóvenes que acompañamos desde la tarea misionera de ayudar a crecer como personas, animados por el carisma claretiano. Tiempo que también nos ha invitado a conectar con la convicción de que somos una gran comunidad de personas que se cuidan, se quieren, se respetan y que sienten de corazón la certeza de hacer parte de un proyecto educativo que humaniza, donde cada día con cariño cada quien ofrece y entrega lo mejor de sí, en cada encuentro, en cada aprendizaje compartido, en cada labor emprendida.

Por el corazón pasa todo lo que somos, vivimos, sentimos, soñamos, deseamos; por el corazón pasa la verdad de nuestra vida y esa verdad reside en él. Regalémonos un tiempo personal para pasar por el corazón (re-cordar) nuestra verdad, nuestras experiencias fundantes, contemplarlas, saborearlas, conectar con las preguntas de nuestra vida e intentar darles una respuesta desde el corazón. Es tiempo de corazonar, conectar de verdad con nuestra esencia comunitaria, porque no somos solos, no somos huérfanos, sino que tenemos una Madre toda Corazón. Somos un cuerpo, y el latido que lo mantiene vivo viene de la fuerza y vitalidad de los ideales y sueños de aquellos misioneros claretianos -hijos del Corazón de María- que echaron a andar esta aventura misionera y educativa que hoy todos juntos continuamos.

Que la cordialidad de María nos anime y recree como personas con corazón agradecido, de corazón dispuesto a escuchar la Palabra de Dios y corazón que contempla la profundidad del mensaje de vida, animándose a anunciar la esperanza a las personas con quienes compartimos a diario.

Reciban un saludo de parte de la comunidad de misioneros claretianos de Temuco, así como también de los miembros del Consejo de Gestión, junto a mi fuerte abrazo en el Corazón de María. Que el Dios que María experimentó guardando momentos de su vida al interior de su corazón y al que le cantó sus bienaventuranzas sea bendito en todo tiempo y circunstancia, y que ese Buen Dios los bendiga abundantemente a ustedes y a sus familias.

P. Carlos Soria, cmf
Representante Legal

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[1] Cfr. San Antonio María Claret, Autobiografía 5.